Cuando yo te vuelva a ver
distinto daré los pasos,
el sol, el mar y la luna
han crecido con los años.
Ahora miro de frente,
aprecio todo regalo,
y el más pequeño detalle
tiene un gusto insospechado.
Ya no guardo lo que pienso,
ni voy suelto de las manos,
lloro cuando tengo penas,
y río de un modo franco.

Los detalles no te digo,
no quiero parecer fatuo,
la tarde que nos crucemos
verás que nada es falso.

Cuando tú vuelvas a verme;
también, mucho habrás cambiado,
veré una dulce amapola
refugiada en otros brazos.
Te adornarán los retoños,
de la vida el mejor acto,
y rondarán por tu falda
llenos de calor indiano.
Tendrás el mirar altivo,
de turpiales el ornato.
El tiempo no robará
la herencia de un padre hidalgo.

Seremos frágil saludo,
del tímido azul de mayo,
y en lo corto de tu voz
sentiré el latir huraño.
Diremos un ¿Cómo estás?
y algún otro comentario,
la etiqueta es el rito
que resume estos casos.
Yo, resistiré lo breve
Tú, continuarás de largo,
sólo volveré la cara
cuando vayas calle abajo.

Lívido en la muchedumbre,
mis pupilas haré lagos
con aguas que irán cayendo
sin temor al escenario.
Te habrás ido de mi vida
sin fijarte de los cambios,
lloro cuando tengo penas,
y río de un modo franco.

José Vidal – Pepín  2007 ©

email: jvidal77@hotmail.com

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