El gavilán y el insepulto

Gavilán, predador de suelo y cumbre,
abanderas la piel, temida garra.
Insiste el pico, tóxica costumbre,
en tomar de la vid simiente y parra.

Es ancho el duelo sin bastión, sin lumbre,
rapsodia en bastidores de chatarra;
rehúsa el alquitrán, la muchedumbre,
del moho que destila tu chamarra.

Cantonero cincel tornea fino
el ocaso febril del insepulto.
Los convites no gustan al mezquino

ni las penas conceden el indulto.
Alumbra la bombilla, ave y sino,
del postrado heredero del insulto.

José Vidal – Pepín 2007 ©

email: jvidal77@hotmail.com

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